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Cómo una enfermedad me ayudó a descubrir la felicidad

Cualquiera podrí­a decir que uno no puede ser feliz si se está enfermo, ya sea porque no puedes salir a la calle o porque no te sientes con ánimos. Les voy a contar justo lo que me sucedió la semana pasada:

Además de mi trabajo en Neuva, una de mis grandes pasiones es mi negocio de flores. Desde que las puse a la venta han sido un éxito, no he parado y estoy tan feliz por ello, sin embargo, después de semanas de arduo trabajo, de desveladas y mal pasadas, mi cuerpo dijo: ¡Basta!

Me debilité, pesqué un virus, me enfermé y terminé en la cama. Bien dicen que de lo malo puedes sacar algo bueno. Tení­a un libro que compré hace algunas semanas y que por falta de tiempo no habí­a podido leerlo. La enfermedad me ayudó a hacer algo de lo que más disfruto: sentarme a leer un libro. Me sentí­ contenta y en ese momento me cayó el 20 de que, si no me hubiera enfermado, hubiera seguido con el mismo ritmo y no hubiera podido darme el tiempo de volver a hacer algo que también me gusta y que no es necesariamente trabajo.

La enseñanza que me dio la vida fue no esperar a tener una enfermedad para darle una pausa a nuestra pasión y disfrutar de esas otras pequeñas cosas que nos hacen felices.